domingo, 29 de noviembre de 2009

Interesados presentarse

Dejo estos videos de un programa de 11tv, muy interesantes para nosotros Diseñadores Gráficos.









lunes, 29 de junio de 2009

Pinguinos de guerra

Una historia basada en un sueño que tuve, espero les agrade...

Pingüinos de guerra

I. Un Lobo y un Cuervo_______________________

Escuché una vez que los pingüinos tienen una sola pareja, siempre regresan con ella no importa lo que pase, y cuando uno muere, el otro se recuesta a su lado y se deja morir.
Tendría alrededor de 7 años cuando llegué con la anciana, ella me recogió del orfanato donde vivía. No recuerdo a mis padres ni sé como llegué ahí, pero ahí estaba cuando llegó ella por carne fresca para su “oficio”.

La primera vez que la vi parecía cálida, todos mis compañeros decían que por fin tendría una familia, que me envidiaban, pero algo no se sentía bien, desde el momento que vi a esa mujer sentí que algo no cuadraba, pero pese a mis reproches fui a vivir con ella al corto tiempo.
Llegamos a una casa fría de dos pisos y lo primero que vi al abrir la puerta de la que pensaba sería mi habitación, fueron colchas en el piso debajo de niños como yo, sucios, con miradas de miedo en sus ojos. La anciana me arrojó hacia la habitación diciendo “Bienvenida a casa dulzura” y cerró la puerta con llave. Miré a mi alrededor buscando un lugar para acomodarme entre los 13 niños que se encontraban dentro de la habitación, los veía a todos y bajaban la mirada mientras yo pasaba entre ellos, pise accidentalmente a una pequeña como de 5 años y sólo se encogió hacia la esquina, temblando, entonces lo vi…

Al lado de la única ventana de la habitación ahí arrinconado, apenas lo vi con la escasa luz de mediodía que entraba por la ventana, entonces volteo, nuestras miradas se cruzaron por un momento y note que sus ojos no tenían el vacío, la soledad que vi en los otros niños, no, algo había diferente en ese niño que parecía de mi edad y entonces me sonrió.
Asustada le intente devolver la sonrisa y entonces dijo “ven aquí hay un poco de espacio, puedes acomodarte aquí”, yo me acerqué y así lo hice, nos miramos unos segundos sonriendo hasta que dijo “Mucho gusto en conocerte cuervita, me dicen Lobo”, “Hola, soy Lucy” respondí.
La vida ahí era muy diferente a la del orfanato, nos alimentaban sólo una vez al día y siempre pollo hervido, siempre una pieza cada quién, al principio lloraba porque tenía hambre y Lobo me daba su pieza “está bien cuervita, yo tomaré algo después”, no entendía lo que quería decir con eso, hasta después.
Un día todo cambió radicalmente, al principio no entendía lo que hacíamos ahí, o porque cuando la anciana iba por algún niño, regresaba después de unas horas para entregar dinero u otras cosas a la anciana, después de un par de semanas, aprendí a robar.
Las primeras veces eran trabajos de carteristas, en tiendas por comida o joyas que nadie notaría o en supermercados para que después la anciana pudiera vender todos, sentía tanto miedo al principio, pero siempre Lobo se daba cuenta y me tomaba de la mano “todo saldrá bien” me decía, y así era, algunas ocasiones debíamos correr hasta que nuestras piernas ya no aguantaban para que no nos atraparan, siempre fui torpe para correr, pero siempre que caía o me quedaba atrás, Lobo regresaba por mí.
A manera que crecíamos, nos daban trabajos más importantes y conocimos otros adultos con los que la anciana parecía negociar, cuando Lobo y yo cumplimos 14 años hicimos nuestro primer robo a mano armada, la anciana nos explico lo que debíamos hacer .Nos fuimos de noche a una calle obscura hasta que un auto pasó, iba a gran velocidad pero aun así Lobo se paró frente a él, haciendo que frenara repentinamente, le apuntamos con las pistolas falsas que la anciana nos dio y nos llevamos el auto, salió tan bien que la anciana le regaló un libro a Lobo. Le encantaba leer, siempre que podía robaba libros cuando teníamos trabajos, y los escondía bajo su ropa para que la anciana no se diera cuenta, ya que los había leído se sentaba a mi lado y me contaba las historias, tenía una manera tan especial de hacerlo, y yo no le quitaba la vista de encima. A veces nos pasábamos toda la noche contándonos historias o leyéndolas de los libros en voz baja para que los demás niños no escucharan, Lobo me enseño a leer bien para entender los libros, me enseñó tantas cosas.

Un día, a nuestra edad de 15 años escuchamos pasos mientras dormíamos, Lobo miraba hacia la ventana “¿Qué pasa?” le pregunte, “Ya vienen” dijo, entonces sacó una llave de dentro de su almohada, en donde la consiguió aun es un misterio para mi, “Mira, desde ahora todo va a cambiar, tenemos que huir cuervita, sólo tómame de la mano y no me sueltes”, así lo hice.
Nos escabullimos entre los niños que aún dormían cansados y salimos por la puerta que Lobo abrió cuidadosamente con la llave, entonces me llevó hacía la cocina, había un pequeño hoyo que nos llevaba hacia fuera de la casa, yo tenía tanto miedo, no quería imaginarme lo que nos haría la anciana si veía que habíamos escapado, pero entonces todo cobró sentido, mientras corríamos lejos de la casa y hacia un parque que estaba por ahí, escuché fuertes estruendos, eran disparos y voltee por un segundo mientras corríamos, vi perpleja como unos hombres vestidos de negro disparaban dentro de la casa, los niños, la anciana….

Paré por un segundo congelada por el miedo y Lobo me jaló “¡Sigue corriendo, nos encontrarán!” y así lo hice mientras lloraba, no sé cuánto tiempo estuvimos corriendo pero de pronto estábamos sentados bajo un árbol, refugiándonos de la lluvia, yo temblaba de frío y miedo, Lobo me abrazó. “¿Que va a ser de nosotros ahora?” pregunte llorando. “Tranquila, cuervita estás conmigo recuerdas?, Y no pienso dejarte sola nunca”. Lo miré aún sollozando, entonces me tomó del rostro y me besó. No sé cuanto duró, pero de pronto sentí que todo el odio se iba, ya no tenía frío, ni miedo. Y así dormimos abrazados bajo el árbol toda la noche.

II. “Tu distraes, yo quito” ____________________

Después empezó lo bueno, seguimos robando, al principio intentamos conseguir trabajos pero en ningún lugar aceptaban a gente sin casa, sin documentos, sin experiencia, entonces tuvimos que seguir robando, y la verdad es que lo disfrutábamos, desarrollamos estrategias para que no nos atraparan, los dos aportábamos para los planes y salían unas ideas muy buenas. Nunca nos atrapaban.
Poco a poco pudimos empezar a pagar moteles y así estuvimos viviendo, no queríamos lujos ni cosas grandes, sólo una buena cama para dormir, comida y tenernos el uno al otro
Y así vivíamos, robábamos usando nuestra creatividad con nuevas ideas, en ocasiones a personas u otras veces objetos que podíamos vender en el mercado negro, con el dinero íbamos a un nuevo motel barato a dormir, y comprábamos cualquier cosa de comida que se nos pusiera enfrente. En ocasiones íbamos a museos o bibliotecas, Lobo no podía dejar de leer y yo aprendí a tener afición por los libros, las películas también nos gustaban, siempre que salía una nueva que nos llamara la atención íbamos a verla al cine. Todo iba perfecto

Después de unos meses pudimos conseguirnos armas reales, aprendimos a usarlas gracias a un libro que encontró Lobo en la biblioteca del ejercito, estábamos fascinados con todas las tácticas bélicas utilizadas por todos los ejércitos a través de la historia y así pudimos aplicar algunas en nuestros casos de evasión, de distracción y de ataque para lograr nuestros objetivos.
Desde que tuvimos pistolas pudimos empezar robos mayores, a casas, amordazando familias, parejas, ancianos, nos daba igual, el mundo estaba mal de todos modos, que diferencia haríamos, y usábamos mascaras, bolsas de pan con caras graciosas pintadas, mascaras de Halloween que comprábamos en el supermercado, algunas veces las fabricábamos nosotros mismos con látex y yeso, siempre teníamos nuevas ideas para las mascaras, las fabricábamos en una noche en los moteles y acabábamos llenos de yeso luego de grandes peleas acostados en la alfombra para terminar haciendo el amor.

Después de un tiempo comenzamos a querer mas, nuestro ego creció junto con nuestras ideas y nuestra creatividad para cometer robos, en ocasiones utilizábamos cosas tan estúpidas para entrar a una casa como simples vendedores de artículos para San Valentín o técnicos del cable, la gente es tan inocente y nunca fuimos atrapados.
Un día nuestra vida volvió a tomar otro giro, estábamos Lobo y yo en la cama de algún motel, tomados de la mano mirándonos el uno al otro y planeando el siguiente robo que sería a una pequeña tienda, y entonces lo dijo: “…sin mascaras cuervita”.

III. Estrellas____________________________________

Yo ya lo había pensado antes a decir verdad, nuestro rostro quería ser conocido y reconocido, así que pensé “¿porque no?”.
Y así fue, planeamos nuestro robo como los anteriores, íbamos a entrar a la tienda que estaba en una zona de clase media, ya habíamos vigilado antes el lugar, pensábamos ir en la tarde cuando hubiera más gente, así tal vez no llamaríamos la atención de la policía. Llegó el día.
Lobo entró primero para revisar la zona y cualquier riesgo que se pudiera presentar, yo esperé a su señal y entré, y lo hicimos, fue rápido, sacamos nuestras armas, unas hermosas PT-90 que compramos a un traficante en las zonas más bajas de la ciudad.
“Todos abajo, no queremos causar daños, ¿o si cuervita?” dijo Lobo mientras me besaba y le apuntaba al cajero. Yo vigilaba a las personas mientras Lobo vaciaba el cajero, alcance a ver que un muchacho sacaba su celular y nos trataba de tomar una foto sin que nos diéramos cuenta, yo me acerqué a él. “¡Sin miedo compañero!” le dije mientras le quitaba su celular, “Anda sonríe lobito” me acerqué a Lobo y nos tomé una foto mientras sonreíamos juntos, le devolví el celular al muchacho que lo sostuvo temblando.

Finalmente Lobo terminó de vaciar la caja, “¡Todo un gusto señores, hasta la próxima!” y salimos.
Corrimos riendo frenéticamente por la adrenalina, había sido tan emocionante, alcanzamos a escuchar a lo lejos las patrullas, pero ya estábamos a salvo. Hicimos lo de siempre, fuimos a un motel haciendo bromas del robo, había sido lo mejor que habíamos, hecho, y así sería desde ese día.
Después de un par de robos mas nuestros rostros estaban en todos los noticieros, éramos los nuevos Bonnie y Clyde del lugar y vaya que nos gustaba la atención, siempre encontrábamos un nuevo lugar donde quedarnos y gracias a disfraces no nos reconocían, preferíamos usar nuestros rostros verdaderos en los robos que el resto del tiempo, ¡ha! que ironía.
Esa misma noche que vimos nuestros rostros por primera vez en los noticiarios le dije a Lobo que podría hacer eso toda la vida, que nunca nos separaríamos, el me abrazó sonriendo, “Claro que no cuervita, somos como pingüinos”, “¿Pingüinos?” le pregunté “si, los pingüinos tienen una sola pareja toda su vida, siempre regresan con ella no importa lo que pase, y cuando uno muere, el otro se recuesta a su lado y se deja morir por tristeza y soledad”, “Vaya, pero ni quien quiera estar toda la vida contigo lobito” le contesté bromeando, “Quisieras cuervita”.

IV. Visita del pasado___________________

Era un día como cualquiera, habíamos planeado nuestro primer robo a un banco, habíamos comprado los planos a un ex trabajador del lugar, Lobo se deshizo de él, más vale.
Llego el día, no debíamos tardar más de 5 minutos para salir del lugar, habíamos cuidado todos los detalles, así que llegamos, inspeccionamos los alrededores por cualquier asunto sospechoso y entramos, caminamos un poco, nadie parecía reconocernos, todo iba bien, de repente alguien me tocó el hombro, “¿Lucy?” mi sangre se heló, hacía años que no escuchaba ese nombre, voltee, no podía creerlo, era una chica del orfanato “¿Karla?” le dije “¿qué haces aquí?” voltee a ver a Lobo quien encogía sus hombros con una sonrisa mientras miraba la escena, se estaba aguantando la risa el muy gracioso, mientras Karla me contaba su vida tan rápido que preferí pensar otras cosas, parecía no reconocerme de la televisión era increíble, pero no extraño ya que recordaba a esa niña como muy distraída. Después de unos minutos Lobo pareció hastiarse al igual que yo y me hizo la señal, me despedí de Karla no muy gustosamente y caminamos hacia los cajeros.
Lobo sacó la pistola y dio un tiro al piso “Todos abajo!” el hombre de seguridad trato de sacar su pistola, alcance a dispararle rápidamente, ¿Quién se creía?, se escucharon varios gritos mientras su cuerpo caía al piso cubierto de sangre, era mi primera muerte, y no sentí nada. Voltee a ver a Lobo mientras sonreía “Gracias Cuervita”, de pronto recordé que Karla estaba ahí, voltee a verla, tenía una mirada de terror y confusión en sus ojos, no dejaba de verme, parecía que quería decir algo pero no lo hizo, yo me encogí de hombros sonriéndole.

Lo demás pasó muy rápido, Lobo quitó la llave de la bóveda al gerente que se había miado en sus pantalones mientras yo vigilaba a las demás personas, cuando menos lo pensé ya estábamos afuera, tomamos un auto que no nos costó trabajo abrir gracias a nuestro pasado con la anciana y huimos del lugar. Nos disfrazamos para entrar a un motel ya que estábamos lejos de ahí, ni siquiera alcanzamos a escuchar las patrullas llegar, ya estábamos muy lejos, tardamos mucho menos de lo que esperaba y teníamos el mejor botín que habíamos robado en nuestras manos.
¿Qué seguía? ¿Una casa? ¿Una familia y un perro?... no
Queríamos seguir, no buscábamos lujos ni estabilidad, sólo el estar juntos y vivir, sólo ser libres, algo que no logramos hasta ser mayores, hasta irnos de casa de la anciana.

La verdad es que nunca supe mucho del pasado de Lobo, no parecía querer hablar de él, lo poco que supe fue que alguna vez tuvo hermanos y vivió en el sur del país, pero no me importaba, ya que habíamos estado la mayor parte de nuestras vidas juntos y sólo nos importaba el presente.
Dejamos los robos por un tiempo, ese dinero nos alcanzó para vivir un par de años, a fin de cuentas no gastábamos demasiado, cambiábamos de moteles cada semana, seguíamos visitando museos, parques, ruinas, viajamos por todo el país, cuando teníamos hambre comíamos, cuando teníamos sueño dormíamos aunque fuera en la calle, teníamos lo que quisiéramos. Después de un tiempo decidimos volver a los robos pequeños, en casas o tiendas. Los noticieros decían “Volvieron”.

V. La última función______________________

Decidimos volver a robar un banco, era algo sencillo, no era un banco muy concurrido y todo parecía ir bien, ya teníamos todo listo y el día llegó.
“Lobo, debo decirte algo”, le dije antes de entrar al banco, “Terminando cuervita, me hierve la sangre”, decidí esperar, pero algo era diferente, algo estaba mal, mire el banco desde afuera mientras Lobo entraba, me quede parada unos segundos, con inseguridad, cosa que no había sentido antes en un robo, ¿Qué era esta sensación?, decidí no tomarle importancia, tal vez era a causa….
Hicimos lo mismo que la vez anterior, entramos, registramos primero la zona antes de empezar, mientras veía a los trabajadores y cualquier asunto sospechoso, Lobo memorizaba el lugar las cámaras, relacionándolo con el plano que habíamos conseguido.
Sentí algo en mi pecho una preocupación y entonces voltee a mi derecha, no podía creerlo, me quedé paralizada mientras veía ese rostro familiar mirándome con ojos grandes, nos miramos por unos segundos.

“Por favor no” le dije a Karla, “es tarde Lucy”, sentí una ira inmensa en mi, tenía que protegerlos, saque mi arma y comencé a dispararle a Karla frenéticamente, no podía controlarme, Lobo corrió hacia mi abrazándome “¡Para!”, su voz me despertó, y ambos quedamos paralizados al ver al lado del cadáver de Karla en su escritorio un botón rojo de seguridad parpadeando. Rojo… negro…rojo…negro…rojo
Corrimos hacia la puerta y alcanzamos a ver por la ventana la policía llegar, todas las personas en el banco corrían asustados, “¡Hay que pensar rápido!” le dije a Lobo, y entonces gritó “¡Todos salgan!” la gente se quedó ahí parada por el miedo, “¡Salgan!” nadie respondió, entonces Lobo con un rostro de desesperación comenzó a disparar a la gente, era la única manera de hacerlos salir, y así lo hice yo también, matamos 1…2….3….
Todos comenzaron a salir corriendo del lugar, la policía no podía controlarlos y no podía disparar, todos eran civiles a fin de cuentas, “Ahora cuervita” lo miré preocupada, “no, no te voy a dejar”, “¡Ahora! Te veo afuera, confía en mí”, solté su mano y me mezcle con la multitud asustada, gritando, la gente parecía no darse cuenta, logré salir, corrí un cuantos metros del lugar a punto de llorar, Lobo no salía, seguí corriendo y de repente sentí una mano en la mía, era Lobo con un rostro de ira, lo habíamos logrado, pasamos al lado de esos estúpidos policías y no nos reconocieron, no podía creerlo.

VI. Los pingüinos no vuelan_______________

“No, ¡no puede pasarnos esto a nosotros! No pueden hacernos esto… huir como ratas”
Lobo me soltó y caminó de regreso hacia el banco, “No, Lobo, ¡para!” grité y no me hizo caso, corrí tras el tratando de detenerlo, “No Lobo, no necesitamos el dinero, no lo hagas”, ni siquiera volteó a verme, Lobo siempre tuvo demasiado orgullo, muchas peleas que tuvimos fue a causa de eso, gracias a él nunca nos había salido anda mal, pero ahora sería nuestra perdición.
Todo pasó como en cámara lenta, corría tras él, un policía nos vio, vi en sus ojos que nos había reconocido, había pocos civiles, casi todos habían huido, una señora nos apuntó con el dedo, Lobo sacó su arma y le disparó a un policía, luego a otro, seguí corriendo tras el gritando que parara, gritándole la razón por la que debía detenerse, pero había demasiado ruido y Lobo estaba furioso, no me escuchó.

Una ráfaga de balas pasaba a nuestros lados mientras Lobo corría hacia el banco y yo tras él, sentí un piquete en el brazo, caí pero me levanté y seguí corriendo con el dolor, otro en la cadera, caí estábamos casi a la entrada el banco, de pronto Lobo cayó, los sonidos de disparos cesaron, lo miré llorando y me acerqué a él, estaba sangrando demasiado, traté de toponear las heridas pero era demasiado tarde, ya nada importaba, sentí un fuerte dolor y miré hacia mi cuerpo, vi que yo también sangraba. Caí a su lado, y volteó a mirarme, me tomó de la mano “Lo siento… te amo” me dijo susurrando, casi no podía hablar, vi como la vida escapaba poco a poco de su cuerpo y sentí que la mía también, no nos quedaba mucho tiempo. “Lobo, yo… estoy embarazada”, con la poca fuerza que le quedaba me apretó la mano, yo lo hice también, lagrimas salían de nuestros ojos, ya nada importaba, ni los policías acercándose sigilosamente, ni las sirenas a nuestro alrededor, ni los civiles gritando por aquellos a quienes habíamos disparado, estaba a su lado y era lo importante, miré su rostro, ya no se movía. Cerré los ojos…

FIN